“Debemos amarnos, o debemos morir”

Si los primeros dos tercios del Daisy Spot son anti-Goldwater, el tercio final refuerza el mensaje de que Lyndon Johnson era responsable, pacifista, guardián del arsenal nuclear de la nación. El Instituto para el Análisis de la Propaganda (IPA) llama a esto el dispositivo de Generalidades brillantes, porque centran la atención sobre las características que contienen las palabras, ya que pueden tener distintos significados y busca que aprobemos y aceptemos el mensaje completo. Nuestra primera reacción natural es asumir que el interlocutor está utilizando ese vocablo con la concepción que nosotros tenemos sobre él y que cree lo mismo que nosotros respecto a un tema en particular. Esto reduce nuestra “resistencia” y nos hace menos suspicaces de lo que deberíamos ser.

En el Daisy Spot el vehículo para este punto es propia voz tranquilizadora de Johnson que se escucha mientras que se levanta el hongo atómico: “Éste es el reto -hacer un mundo en el cual los niños de Dios puedan vivir, o entrar en la oscuridad. Debemos o amarnos, o debemos morir.” Por supuesto, la porción final del anuncio es la línea de cierre utilizada en casi todos los anuncios Demócratas: “Vote por Johnson para presidente este 3 de noviembre”. Y el lema de cierre escrito por Stanley R. Lee: “El reto es demasiado importante para que usted permanezca en casa.”

La voz superpuesta del Presidente fue editada por Schwartz de un discurso en Rose Garden, del 17 de abril de 1964, que precedía una recepción en la Casa Blanca para la Sociedad Americana de Editores de Periódicos. El autor de este discurso en particular fue Bill Don Moyers, Secretario de Prensa de Lyndon Johnson que era un ministro bautista ordenado (Biografía de Moyers en The Museum of Broadcast Communications. Revisada el 22 de octubre de 2009).
Las palabras más poéticas que piden elegir entre los “niños de Dios” o “entrar en la oscuridad”, entre amarnos o morir, que preceden el llamado al voto, se parafrasean el famoso poema de W.H. Auden, específicamente, “debemos amarnos o morir,” que se cambió levemente según lo pronunció Johnson. La línea de Auden en sí misma fue retomada de las escrituras: “Él que no ama a su hermano, queda en la muerte” –Primera Epístola de Juan 3:14, (Mendelson, 1999:477).